Sobre mi 

Soy un ser humano infinitamente feliz, alguien que camina por la vida con el corazón expuesto y confiando en que lo único verdaderamente real es Dios; amor y luz en su máxima expresión. Creo profundamente en la bondad natural de las personas y en que la vida, con todos sus matices, es un regalo maravilloso para agradecer y disfrutar. Amo con el alma a mi familia y adoro intensamente la vida con todos sus matices, altos y bajos, y en todas sus formas: sentir, experimentar, compartir. Para mí, el éxito no se mide en títulos ni en logros materiales, sino en que las personas me recuerden con amor, que cuando piensen en mí se les iluminen los ojos y se les encienda el alma.

 

Mis primeros recuerdos son los de una niña feliz, amada y protegida en una familia profundamente noble y trabajadora. Crecí rodeada de la ternura de mis padres, de la complicidad de mis hermanas y de la sabiduría de mi abuelo Ignacio. Aunque de niña no fui deportista —más bien perezosa y amante de la buena comida—, siempre tuve una autoestima intacta, porque mi papá me repetía que yo era la “reina del universo”, y yo lo creí con toda mi alma.

 

A los 17 años, enfrenté un punto de inflexión: pesaba casi 80 kilos y comprendí que necesitaba un cambio. Con la integración de pequeños hábitos logré perder 20 kilos en un año y ese logro me abrió las puertas al gimnasio. Allí descubrí algo que transformó para siempre mi vida: la disciplina, la constancia y el valor de enamorarme del proceso. Desde entonces, el deporte se convirtió en una parte esencial de mi ser. Pasé del gimnasio al ciclismo de montaña, al atletismo, al trail running, a las carreras de aventura, a los maratones y al triatlón. Tuve el honor de ser parte de la Selección Colombia en orientación deportiva, competir en Brasil, en Ecuador conquistar un bronce en un suramericano y ser Juez en el mismo deporte en unos World Games, llegué a competir y ser finisher en el primer Ironman 70.3 realizado en nuestro País y también me subí a tarima como fisicoculturista amateur en la categoría wellness, en el primer mister olympia realizado en Colombia. El deporte me reveló que el cuerpo humano es una máquina maravillosa y que la mente es nuestro músculo más poderoso. Ese descubrimiento me convirtió en lo que soy hoy: una mujer imparable, incansable y profundamente agradecida con la vida.

Mi misión es inspirar, empoderar y guiar personas y organizaciones a descubrir, despertar y vivir su potencial infinito, generando vidas y culturas basadas en la felilcidad como decisión de vida, el liderazgo consciente y el bienestar integral del ser.

A través del coaching, la formación y experiencias transformadoras, busco que cada individuo, desde su infinita sabiduría, se reconecte con su esencia, libere creencias limitantes, mejore su diálogo interno y adquiera las herramientas necesarias para liderar alineado con su propósito, pasión y con autenticidad.

Creo firmemente que cuando una persona se transforma, su entorno también lo hace; como es adentro es afuera, y el mundo que percibimos es un reflejo de nuestra mente. Así, con cada cambio consciente que logramos -por pequeño que parezca- sembramos una semilla de impacto positivo en el mundo.

Lo que me diferencia como coach es mi autenticidad, mi energía vital y mi capacidad de crear un espacio de conexión genuina y sin juicios. Las personas se acercan a mí porque saben que serán vistas, escuchadas y honradas tal como son. Mi identidad como deportista y como coach se entrelazan en un mismo principio: todo empieza en la mente y en el espíritu. Cada meta deportiva que alcancé primero la visualizé, la sentí y la creí posible, y ese mismo poder es el que transmito en mis procesos de coaching: la certeza de que los límites son mentales y que cuando cambiamos la manera de vernos, transformamos nuestra realidad.

 

El gran propósito detrás de mi ser profesional es ayudar a cada persona a descubrir su grandeza interna. Estoy convencida de que cada uno de nosotros es una pieza única en el tejido del universo, creado desde el amor, con amor, por amor y para el amor. Sueño con impactar a nivel global, desde la intimidad de una conversación uno a uno hasta la potencia de auditorios y escenarios masivos, llevando este mensaje que nació conmigo: la vida es hermosa, somos únicos y fuimos hechos para amar y ser felices.

 

Para mí, el cuerpo humano es como un caballo poderoso, la mente es su jinete y el alma es la brújula que lo guía. Cuando logramos alinear esas tres fuerzas, encontramos la coherencia. Y cuando vivimos en coherencia, la felicidad, la paz y la alegría fluyen a raudales.

Mi mensaje esencial es este; ¨El mundo externo es una proyección de nuestro mundo interno. Cuando comprendemos lo poderosos, maravillosos y amados que somos, todo lo que nos rodea se llena de color, amor y divinidad¨.